viernes, 14 de noviembre de 2008

La concepción realista de la seguridad

La concepción realista de la seguridad se concentra en el papel protagónico del estado en el manejo de la guerra, lo que incluye tanto la preparación, la guerra misma así como los métodos para evitarla. En cambio las concepciones alternativas de seguridad incluyen conceptos tales como la seguridad humana que buscan extender el concepto de seguridad abarcando también la seguridad energética, social, económica, ambiental, entre otras.

Los que plantean extender el concepto de seguridad consideran que, luego del fin de la guerra fría, el mundo se encuentra lejos de encontrar una situación de equilibrio al predominar básicamente una situación unipolar, siendo los Estados Unidos quienes detentan el poder hegemónico a nivel mundial. De esta forma, señalan, la guerra y las alianzas no serían capaces de solucionar los problemas de seguridad del mundo actual.

Desde esta perspectiva, el Estado deja de tener el rol exclusivo de preservar la seguridad y otros actores empiezan a tener un rol más influyente: sociedad civil, el sistema internacional y los conjuntos de estados organizados por regiones quienes buscan solucionar los problemas de seguridad entendidos como “garantizar la existencia del estado” en términos generales y no solo en lo relativo a la autonomía y el dominio territorial. Esta visión no solo se muestra como mas amplia en términos horizontales (abarca varios elementos y perspectivas) sino también vertical, ya que observa también las capacidades internas de la sociedad y su vinculación con el Estado.

Es así que las visiones alternativas de la seguridad buscan mantener condiciones internas que permitan la estabilidad necesaria para que los estados existan y no se conviertan en quasi-estados o estados fallidos.

Los críticos a la extensión del concepto de seguridad señalan que no es cierto que con el fin de la guerra fría se hayan eliminado las condiciones para la guerra y que por el contrario las guerras de baja intensidad están siempre presentes. Del mismo modo señalan que los aspectos que pretenden ser parte del concepto de seguridad están íntimamente relacionados con situaciones sociales internas que deben ser solucionadas precisamente por el Estado o por la cooperación internacional para el desarrollo, sin que ello signifique que formen parte de una estrategia de seguridad.

domingo, 31 de agosto de 2008

Foreign Affairs - The Age of Nonpolarity - Richard N. Haass

Foreign Affairs - The Age of Nonpolarity - Richard N. Haass

Resumen: Las relaciones internacionales en el siglo XXI están marcadas por la impolaridad donde el poder no se concentra sino que se difumina, y la influencia de los estados-nación disminuye a medida que la de los agentes no estatales aumenta. Esto sin embargo no es necesariameente solo malas noticias para los EEUU dado que áun pueden manejar la transición y hacer del mundo un lugar más seguro.

El siglo XX comenzó claramente multipolar para pasar luego a ser bipolar en el periodo de la guerra fría luego de lo cual se transformó en unipolar - un sistema internacional dominado por el poder de los Estados Unidos. Pero hoy el poder es difuso.

En contraste con la multipolaridad - que involucra diferentes polos o las concentraciones de poder - un sistema impolar se caracteriza por numerosos centros con poder significativo.

A simple vista el mundo de hoy puede parecer multipolar dado que las grandes potencias - China, la Unión Europea (UE), India, Japón, Rusia y los Estados Unidos - contienen algo más de la mitad de la población del mundo y representan el 75% del PBI mundial y el 80% del gasto mundial de defensa. El mundo de hoy difiere de la multipolaridad: hay muchos más centros de poder, y un buen número de estos no son los estados-nación. Los Estados están perdiendo soberanía desde arriba, de parte de organizaciones regionales y mundiales; desde abajo, por las milicias y guerrillas, grupos terroristas y de crímen organizado, y desde el lado, por una variedad de organizaciones no gubernamentales (ONG) y empresas. El poder está ahora en manos de muchos y en muchos lugares.

Se plantean tres explicaciones para el fin de la unipolaridad (i) El desarrollo de los estados es acompañado por el de las empresas y las organizaciones (ii) la política norteamericana ha acelerado la aparición de centros de poder alternativos en el mundo y ha debilitado su propia posición en relación con ellos. (iii) Por último, el mundo impolar no es simplemente una consecuencia de la subida de otros estados y organizaciones o de los fracasos y las locuras de la política de EE.UU. También es una consecuencia inevitable de la globalización. La globalización ha aumentado el volumen, velocidad, y la importancia de los flujos transfronterizos de casi todo, desde drogas, e-mails, los gases de efecto invernadero, productos manufacturados, y las personas a la televisión y señales de radio, los virus (reales y virtuales), y las armas .

La globalización refuerza impolaridad de dos maneras fundamentales: (i) En primer lugar, muchos flujos transfronterizos tener lugar fuera del control de los gobiernos y sin su conocimiento. Como resultado, la globalización diluye la influencia de las grandes potencias. (ii) En segundo lugar, estas mismas corrientes con frecuencia fortalecen las capacidades de los agentes no estatales, como exportadores de energía, los terroristas, y las empresas Fortune 500 (que moverse rápidamente a personal e inversiones). El mundo cada vez más impolar tendrá consecuencias negativas para los Estados Unidos - y durante gran parte del resto del mundo también. Sin embargo, el fomento de un mayor grado de integración ayudará a promover la estabilidad. La cooperación de varios estados en una suerte de “impolaridad concertada” permitiría administrar la impolaridad y aumentar las probabilidades de que el sistema internacional no se deteriore o se desintegre.

jueves, 22 de mayo de 2008

La Paz Democrática y el Neorealismo de Kenneth Waltz

La Tesis de la Paz Democrática plantea que las democracias liberales no inician guerras, que no van a la guerra con mayor frecuencias que los estados no-democráticos y que a veces tienen conflictos con estados no-liberales más no entre ellos. La tesis de paz se concreta en el momento en que los países no-liberales desaparecen y el globo está gobernado por regímenes democráticos.

Waltz resalta el carácter de tesis en lugar de teoría para la “paz democrática” dado que hasta el momento se sustenta en la evidencia empírica resultante de categorizaciones no muy definidas. Es así que lo que para unos es una democracia para otros no, y por tanto señalar que los estados democráticos serían pacifistas en su relación con otros estados democráticos llevaría a la definición de un solo tipo de democracia, la cual sería, en la tesis de Fukuyama , la democracia liberal. La paz democrática implicaría el fin de las “teorías realistas” del equilibrio de fuerzas como elemento regulador del orden internacional.

Sin embargo, como señala Waltz, en el proceso de construcción de la llamada “paz democrática” hay muchos elementos de comportamiento realista. Es así que el la tesis de Michael Doyle sobre la paz democrática (la cual proviene a su vez de Kant ) el establecimiento de la democracia en una potencia haría posible su difusión mundial, la cual se daría a partir de la creación de federaciones de países democráticos que buscarían contraponerse a los países no-democráticos.
Dicha contraposición podría considerar, incluso, conflictos bélicos contra los países no-democráticos por considerarlos una amenaza para los miembros de la federación y el “sistema democrático”. De esta forma la “paz democrática” constituiría una amenaza para la paz mundial.
Diversos críticos de la tesis señalan que la voluntad pacifista de las democracias no sería tal y que el comportamiento dependería de restricciones de procedimientos que hacen mas difícil (mas no imposible) que las democracias emprendan una guerra frente a otra democracia. Por otro lado, se señala que las democracias no inician guerras, sin embargo sí pueden verse involucradas en guerras no iniciadas por ellas. De hecho, aún cuando no inicien guerras, las democracias pueden constituir serias amenazas para otros países, amenaza que podría desencadenar en un conflicto. Es decir, aún cuando las democracias tuviesen una voluntad pacifista, deben mantener el principio del equilibrio de poder entre los países para evitar precisamente las guerras.

A lo anterior debemos agregar que las democracias, aún teniendo un comportamiento exterior pacífico, no tienen necesariamente un contexto interno pacífico. Estos conflictos internos (muy presentes en las incipientes democracias liberales nacidas a partir de la caída del bloque soviético) llevan a los países a preocuparse mas por la estabilidad interna que en perseguir ideales expansionistas. En este sentido habría otra coincidencia con las teorías neorealistas de Waltz dado que, aún existiendo guerras y conflictos por la anexión de territorios, el sistema internacional no permitirá la desaparición de países enteros.

El neorealismo también ha sido llamado “realismo defensivo” y en este sentido coincide con la tesis de la paz democrática cuando los países democráticos buscan evitar guerras para no debilitarse frente a amenazas de terceros países (democráticos o no), como ha sido el caso de Inglaterra y Francia, democracias históricamente antagónicas que evitaron la guerra para no debilitarse frente a la amenaza de Alemania.

En conclusión, podemos entender la tesis de la paz democrática como una manifestación de la teoría neorealista de Waltz en lo relativo a la acción defensiva de las democracias y la conformación de federaciones, sin embargo no consideramos posible sostener (al menos no por el momento) que la universalización de la democracia llevaría a una situación de paz universal y desconocer la importancia de la distribución de las capacidades materiales en el ordenamiento internacional.